viernes, 22 de mayo de 2015

KYRIE ELEISON

–La Inquisición no tardará en llegar, doña Elisa. Son las cinco menos cuarto y siempre es muy puntual.
–¡Vive Dios, hermana Gertrudis!, ¡Cómo me gusta cuando aparecen los corchetes, en la Plaza de la Picota, de dos en dos y de cuatro en cuatro, montados en los soberbios alazanes!
En un santiamén, los sambenitados se arrodillan ante la comitiva.
–Pasan de largo, Juan.
–Van a casa de Las Totovías, Antonio -se santigua-. Ya no hay quien nos ampare.
–Que no, Juan -besa su estampa-. Es la venganza del Señor Comendador, que padeció una sobredosis de Tila y pastas de anís en su última visita.

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