viernes, 22 de mayo de 2015

EL PATRIARCA









Ya no podíamos contar con él, se subió en el Arca, con una pareja de animales de cada especie y nos dejó a solas con nuestros miedos. Aprendimos una lección inolvidable: cuando la nube exterminadora borre, de un plumazo, nuestras vidas de la faz de esta tierra de miserias, no sabemos si será una ola de agua y barro, o una lengua purificadora de azufre hirviendo. Al final, cuando llegue el Arco Iris, como un signo de Paz, brindaremos, desde el sepulcro de la distancia y del olvido, con una copa de vino, a la salud de los viejos y buenos dioses.

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