martes, 4 de noviembre de 2014

TITANIC

Tras una pirueta indecente resonó como un gañido lúgubre entre la niebla.
Él, a la pata coja, y ella, casi como una bailarina ronca de cerveza salada, danzaron un vals interminable, hasta que un golpe de mar afortunado cerró la tapa y todos los seres del fondo abisal pudieron descansar. 

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