- Recluída en el pozo seco pronto se callará.
- Morirá.
- Los vivos nunca se olvidan.
El del sombrero de paja se puso de puntillas para asomarse:
- Nomeolvides, siemprevivas.
- Flores para el hambriento.
El del parche en el corazón trazó una equis en la tierra con su pierna muerta, y luego la borró.
El grito rebotó en su mirada y regresó como un eco de sí mismo.
El recién nacido se agarró y mordió la carne que empezaba a descomponerse tiernamente entre sus labios.
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