Las besa con
suma conciencia para no equivocarse. Aunque a veces confunda la arruguita en la
comisura de los labios de la pizpireta Lisa, con la peca que se asoma bajo el
párpado de la callada Louise, son como dos gotas de agua.
Seguro que
las has visto cogidas de la mano con su vestido azul, sus zapatitos de charol y
su sonrisa traviesa en el pasillo del hotel Overlock. Hace tiempo que se fueron
de la habitación roja. Ten cuidado cuando gires el volante de tu caravana,
porque suelen hacer autostop en esa curva.
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