martes, 24 de enero de 2017

AMORES CIEGOS

"No quiero volver a verte nunca más -me dijiste-, estoy harta de engaños y de verdades a medias”.
Y yo te imaginaba, en la tarde neblinosa, sorbiendo lágrimas, entre hipidos de desesperación. No te preocupes ya mi amor, a veces la ceguera va por dentro, y corroe, hasta el tuétano, el alma. Cuando me hablabas, susurrando, de cielos azules, o de mares verdes, aterciopelados, y añadías en la paleta retazos de tu roto corazón, yo creía que simplemente enumerabas estados independientes de la razón.
Pero no podré soportarlo. No quiero, como declaración de amor, que te arranques los ojos para ser como yo.

INDIANA

Para implorarle que vuelva a casa, no tenía mas que hacerle llegar las señales de humo acostumbradas, desde lo alto de la colina del halcón desplumado.
Lo malo de toda esta parafernalia, es que también volvieron mis antiguos amores:
Escarcha de Azúcar, una vieja desdentada, todavía resultona; Alubia Roja, empeñada en dar la vuelta al mundo subida en una burra; tres o cuatro animales de compañía, gallos y coyotes, entre los que se coló un agente de inmigración.
Sin embargo, la que yo esperaba, Osa Amorosa, nunca volvería a la Reserva, ni dejaría sus clases de aerobic.   

viernes, 6 de enero de 2017

HABÍA UNA VEZ UN CIRCO

Desde una viga del techo, colgaba de una cuerda, en frágil equilibrio de vaivén, un elefante tailandés. Mientras se balanceaba, boca abajo, de un lado a otro del circo, soplaba una gaita por la que salía, barritando, en un estruendo horrísono, una sinfonía infernal.
A la par, tres gatos siameses se mecían al son y maullaban, al claro de luna, una serenata veneciana:
-Ma uena ué, uena ué, uena ué.
Los Hermanos Tonetti, chascaron sus látigos, retorcieron el mostacho, y como veían que no se caía, fueron a llamar a otro elefante.