miércoles, 23 de noviembre de 2016

EL·LA, LA ARAÑA

No era el mar pero se le parecía, suave y fuerte, sedosa y áspera, sube y baja al mismo tiempo, se abre y desenreda: la tela es tan real como una tormenta de primavera.
Se balancea, acude desde el fondo más oscuro del laberinto como una serpiente irisada silbando una dulce melodía:
“Has caído, has caído”, canta mientras afila las garras de sus patas delanteras.
“Has cometido un error, minúsculo hombrecillo de la Tierra Media. Y por ese pequeño error te comeré, serás el dulce apoyo de mi senectud”. El mediano oye el lenguaje de la marea. Se adormece soñando la brisa de un atardecer dorado.

lunes, 7 de noviembre de 2016

E<=>MCC

Sigo observando mi trocito de cielo, el que me ha tocado en suerte tiene un nombre difícil con letras romanas. Seguro que tiene planetas habitables: gente que sonríe por las esquinas, con tres patas para soportar mejor la gravedad, y una o dos bocas para alimentar. En lo alto de edificios de metacrilato azul, luces de neón anuncian bebidas de pura energía. 
Esa galaxia está tan perdida, en el mar de las constelaciones, puede que algún extraño ser olvidara darle cuerda a su corazón de hojalata.