martes, 20 de septiembre de 2016

EL COLOR GRIS DEL ARCOIRIS


El lápiz con el que ella, cada mañana, se lo dibujaba, en la semipenumbra de la habitación del hospital, era para don Sebastián el gran momento del día.
Al trasluz del ventanal, la enfermera, con su perfil aguileño, cada día se parecía más a un relieve montañoso, con sus crestas y hondonadas, y aquellos números sobrevolando como nubes caprichosas, le mostraban el gráfico de las temperaturas y así, disimulando una sonrisa, la fiebre poco a poco lo consumía.