sábado, 21 de marzo de 2015

MAGA

Todo estaba dibujado en la pequeña libreta gris que llevaba en el bolsillo de su pantalón. Cuando llega al andén espera hasta que el último pasajero abandone la estación. Una luz mortecina y amarilla, compañera solitaria, delimita las sombras de sus grandes ojos tristes. La tiza ocre acentúa su sonrisa y la palidez de sus mejillas, cabellos color ceniza y betún para el mohín de su barbilla. Adormecido, apenas reconoce el rostro retratado en el anónimo pasadizo del metro, sabe que ella aparecerá con un paraguas roto y que nunca será suya. Llega un vagón. Un acorde de blues siembra espacios vacíos. 

lunes, 9 de marzo de 2015

EL CRIMEN DE LA CUEVA

Pintando aquellos extraños bisontes con la sangre cada vez más escasa de nuestros vecinos neandertales, recordé la frase de la vieja hechicera: “No hay mal que cien años dure”.

lunes, 2 de marzo de 2015

HOLOGRAMA

Seguía atrapado allí dentro del laberinto, delante de un mar de espejos curvos, cóncavos, convexos. Seres espectrales, gordos y flacos, altos y enanos, alargaban sus garras para tocar mi ropa y mi cara. Cuando vi mi sombra desvanecerse al exterior de la jaula, entonces descubrí que mi nombre era solo un juego de luces, un reflejo. 

EL GATO GALÁCTICO

A nadie se le ocurrirá que solo quiso volar como antes: 
-Apenas fue una pasión desmedida por la razón histórica, dijeron los vecinos.
La verdad solo la sabemos cuatro gatos: 
-Cruzó la vía por donde no debía.
-Perseguía un ratón.
-Le salió al paso un mastín.
Y al final:
-Fue expulsado de sus seis vidas anteriores.

MONO FELIZ

Se dirige a la jaula de los leones para demostrarle cuánto se equivoca.
Se pasea con su bata blanca y se acerca al más grande.
-Abre esa boca –le dice el doctor.
El animal remolonea inquieto al ver la enorme jeringa, golpea el suelo con su cola.
-Mira que es por tu bien –insiste.
Cuando la fiera abre sus fauces, el bicho peludo salta del interior de su boca chillando sin parar.
-Ves cómo yo tenía razón –le dice a su ayudante.
-Claro –sonríe el aprendiz-, león no come carne de mono aullador.
El león cierra un ojo y sueña feliz: “A la chita callando, nadie echa de menos al domador”.

ATADURAS

Para alcanzar la barra del trapecio, le faltarán, al menos, un par de centímetros. Unido a la nave por el cordón umbilical, desde lo alto, siempre se le escapa una sonrisa: el Universo y en medio de un escorzo un cuarto creciente de Tierra y mar azul. Las nubes y las fronteras hacen malas compañeras.